Esta etapa es la de adquisición de la identidad colectiva que corresponde al carisma fundacional, y que cada uno personaliza desde su identidad personal. Exige la transformación de la persona, que comienza justo en el punto y momento existencial en que ella se encuentra. Requiere acompañamiento personal y formación. Es un itinerario que hay que recorrer entrelazando estos tres hilos:
- el desarrollo de experiencias vitales en las que se condensa o manifiesta el carisma, y que normalmente se localizan en la vida del Padre Antonio Ripoll y en la del resto de los diferentes fundadores y fundadoras de los conventos y monasterios y en la historia fundacional que ha dado origen a la identidad colectiva de la TOR en España;
- cada uno de los proyectos que se han realizado como respuesta a la misión, y donde identificamos las claves para que podamos actualizarlos en nuestra época e Iglesia;
- la espiritualidad que da sentido a las diferentes obras de misericordia, que nos permite valorar la misión como obra de Dios, y a nosotros como mediadores e instrumentos de Dios en su obra de salvación.
Para ello establecemos unas líneas generales para unificar los contenidos que creemos imprescindibles en esta formación, vertebrados en un ciclo de cuatro años.